Entrevista a Pakiko Urretxua |
Los "arreglos" para lograr cierta permisividad
Yo fui el primer presidente de la cooperativa de la ikastola. Había que pedir permiso al Gobierno Civil. Yo tenía un hermano abogado, que con los abogados ya sabéis que son, pues muy (sonríe) plasteros, saben hacer las cositas y arreglos… Y había que pedir permiso al Gobierno Civil… para, al Gobierno Civil para actividades de tipo cultural y demás. Y siendo el euskera ya le sonaba mal, al Gobernador Civil. Es normal, el euskera, por supuesto… le sonaba fatal. Pero ya se conseguía, de una forma o de otra, con trampas, y había que decir, que quién era el presidente, el director del… promotor de eso. Entonces me dijeron: “Pues tú vas a ser”, me dijeron a mí, me dijeron a mí. Bueno, que iba a ser. Pero había que poner qué calidad política tenía yo. Y entonces había que decir si eras “adicto al Movimiento”, al movimiento de Franco, “no adicto” al movimiento de Franco o “indiferente”. Claro, adicto al movimiento de Franco era una mentira, yo ¡qué coño iba a ser yo adicto al movimiento de Franco! “No adicto”, era peor, porque entonces te mandaban a tomar por saco, no adicto al movimiento. Entonces era indiferente. Y yo me acuerdo año tras año, no sé, tres, cuatro o cinco años figuraba yo como “Francisco Javier Urretxua tal, tal, indiferente al movimiento”, y como indiferente nos daban cierta (subrayado) permisividad. No era… no era permiso, ni era tampoco autorización, sino una permisividad, que no era un… una cosa mala en contra del movimiento.
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