Carmen y el divorcio

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Pues me ha recordado mi vida [pausa] Tal cual. (...) porque me parecía que estaba viviendo mi propia historia. (...) yo me separé a los 50 años. Hace veintisiete que me separé [pausa] veintisiete años. Bueno, a mi me miraban como a un bicho raro.
(...) ¡bueno! (...) Sobre todo compañeros de él de la fábrica, trabajaba en la Firestone, compañeros de él que conocíamos y te miraban como diciendo: "tía, ¿qué has hecho?" esto ¿no? (...) y yo me negaba a salir... Y mi hermana me dice: "Mira, o le plantas cara, o se la planto yo, y le voy a decir cualquier cosa, y a ver si... eso". Oye, pues me dio resultau [pausa] Me dio resultau, porque plantaba cara, y dejaron de, por lo menos de mirarte con esa, con ese desparpajo, esa grosería, porque era eso. (...)
Luego ya, empecé a salir, y ya te digo. Igual celebrábamos los santos y te ibas por ahí. Algún día hemos venido, a mi no me importa decirlo, a las 5 de la mañana, cuando iban a trabajar. Y yo decía "¡Dios! Que no me vean los compañeros del otro, porque si no van a llegar y la que me van a cortar, esta tía de donde vendrá y tal y cual". O sea que no tienes, ni, ni, ni, ni, no sé. Estas cuartada en tus movimientos, por eso, porque piensan, piensas... ¡Piensas por que pasaba, claro! Que luego te van a zumbar. Y pa' bien no, porque podían pensar: "igual viene de trabajar". Pero no, iban a pensar que venías de… pendoneo. Y, claro, una mujer, con 50 años, y a las 5 de la mañana, ¡pues fíjate tu!